Construye muros con las piedras
del camino
Durante mi infancia fui una niña
muy cuidada y protegida por mis padres, tuve todo lo que necesitaba y quizá más
de lo que yo misma esperaba, teníamos viajes a distintos lugares de la
república un promedio de 6 veces al año ¡era increíble!, pudimos conocer casi
todo el país en carretera con toda la familia (mis papas y mis tres hermanos),
salíamos mucho por el proyecto de mi papá principalmente a playas y lugares
turísticos.
Al ser la mayor de los tres,
me daba cuenta de la pasión que sentía mi papá por su negocio, de cómo hacia
planes a futuro, de cómo hacer crecer la empresa y cómo obtener más clientes,
por lo cual yo viví con eso en el día a día, con la semilla de que nada era
imposible, que se valía soñar tan grande como quisieras y que podías elegir a
cada momento que rumbo tomar.
A los 21 años terminé mi carrera
y me casé por primera vez, en ese
momento yo estaba cumpliendo el sueño de mi vida, y aunque este evento me había
obligado a dejar mi familia, dejar mi país, dejar mi trabajo e irme a vivir
lejos de mi zona de confort y de seguridad, a un país que no era el mío, me sentía realizada y creía que el mundo me
pertenecía y nada podía fallar; sin embargo a los 23 años ya estaba divorciada
y para los 28 me encontraba como madre soltera con la gran responsabilidad de
una hija, en ese momento no entendía como mi vida había cambiado tanto, cómo
pasé de ser una hija de familia a mujer divorciada y después mamá soltera, yo misma no podía creer como me las había
arreglado para tomar tan malas decisiones y llevarme en el camino la paz y
tranquilidad de mis padres, hermanos y
ahora de mi propia hija. Sin embargo mis
padres siempre me apoyaron con su amor me demostraban que no estaba sola que
ellos estaban conmigo a pesar de todo, quizá en el fondo siempre confiaron y
supieron de que estaba hecha.
En el tiempo que sucedió lo de mi
divorcio pensaba que era lo peor que me había pasado, volver a empezar con el corazón
roto y desde cero me tomó muchos años… Entender y salir adelante de esa gran lección
recuperar mi autoestima, seguridad, confianza para después caer en algo que
para mí era peor y que jamás imagine encontrarme en el rol de mamá
soltera, tenía 28 años y vivía aun en la casa de mis padres cuando tuve en mis
brazos a Alessandra, lo único que pensé es: ella me necesita y no le voy a
fallar, le hice la promesa que jamás le haría falta algo y que yo estaba
dispuesta a hacer lo que fuera para hacerla feliz. Sabía que se había terminado
para siempre mi inmadurez y las malas decisiones, que era crucial hacer un alto
y concentrarme en salir adelante las dos juntas.
Este evento me hizo resurgir con
más fortaleza, fueron años de mucho trabajo, yo tenía en ese tiempo un puesto
que me obligaba a viajar cada semana, prácticamente vivía entre aeropuertos
aviones y ciudades lejanas, veía a mi hija muy poco y mi mamá era mi apoyo por
completo, ella se hacía cargo de todo lo que necesitaba mi hija, prácticamente la veía solo los fines de
semana pero lejos de sentirme triste, frustrada o deprimida sentía que ella me
daba la fuerza, coraje y valor que necesitaba; me ascendieron en el trabajo y
continúe mi vida siempre pensando en que yo quería una familia puesto que era
lo que a mí me habían dado siempre mis padres y que en algún momento no sabía
cómo ni cuándo pero lo lograría y le daría a mi hija esa familia que ella y yo
nos merecíamos.
A los 33 años volví a casarme,
ahora sí, con el amor de mi vida, fue maravilloso rehacer mi vida junto a la
persona adecuada, finalmente había encontrado a alguien con quien compartir,
con quien soñar, planear y encontrar apoyo.
Pero algo dentro de mí jamás perdió la esperanza, siempre supe que yo
estaba hecha para tener una familia completa y funcional, deseaba que mi hija
tuviera el amor, guía y cariño de un padre presente, no deje que las dudas de
si va a funcionar, o mejor sola que mal acompañada, destruyeran el sueño de tener
una familia, siempre aposté a lo mejor, siempre he estado dispuesta a arriesgar
y a continuar adelante por más gris que se presente la situación. Las crisis siempre revelan tu carácter siempre
puedes elegir que acción tomar a partir de lo que te sucede.
Hace dos años la vida me volvió a
sorprender con una noticia que no esperaba: mi mamá fue diagnosticada con
cáncer de ovario a sus 58 años, fue muy dura la noticia pero fue más duro ver
el deterioro de su cuerpo con las operaciones, quimioterapias, días de
hospital, doctores y desgaste económico,
emocional y físico de toda la familia; yo pensaba que ya había pasado por
grandes lecciones pero esta, sin duda, vino a cimbrar mi vida, era algo que
definitivamente no esperaba y para lo cual tampoco estaba lista,
afortunadamente para ese tiempo ya había iniciado con mis proyectos como
emprendedora y pude hacer frente a varios de los gastos de medicinas y doctores, ya que mi sueldo estaba completamente
distribuido con mis gastos habituales,
este gasto no estaba presupuestado en ningún momento, por lo que, mi
decisión fue acelerar el paso y comenzar a generar más ingresos para poder
hacer frente a este difícil evento.
Después de 2 años de luchar
intensamente mi mamá falleció el año pasado dejando un hueco enorme en la
familia, una vez más la vida ponía a prueba mi fortaleza, mi mamá era una
figura muy importante no sólo para mí, sino también para mis hijos ya que ella
prácticamente los educó y cuidó por mí, mientras yo trabajaba.
Hoy al ver hacia atrás me doy
cuenta que tanto el divorcio, tener que sacar adelante sola a mi hija, como la
muerte de mi mamá, han sido eventos que me han hecho más fuerte, que me han
sensibilizado para entender más la vida y saber disfrutarla al máximo, saber
que hay muchas cosas en la vida que salen de tu control pero que lo importante
es cómo respondes tú ante ellas. Lo que eres determina lo que ves y lo que ves
determina lo que haces.
Cualquiera que sea tu situación,
tú puedes convertirla en lo mejor que te haya sucedido, recuerda que las
circunstancias no te hacen, tú creas tu vida en cada instante y sin duda eres
aún más grande y más fuerte de lo que tú misma crees, gracias por seguir acompañándome en este
viaje.
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Con este artículo nos reafirmas la frase de vida que dice "No es lo que nos sucede, sino lo que hacemos a partir de lo que nos sucede". Eres una mujer admirable. Gracias por inspirarnos.
ResponderEliminarEstas palabras viniendo de ti significan mucho, gracias Estefi por tu fortaleza y gracias por acompañarme en el camino
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